En relación con los sellos de advertencia y el etiquetado nutricional, han aparecido una serie de mitos que solo generan desinformación y confusión en la población al proporcionar información falsa, por lo cual las ingenieras de alimentos de la Asociación de Tecnología Alimentaria de Costa Rica (ASCOTA) Yock Mei Acón y Carolina Lobo, impartieron un taller para periodistas para desmitificar los principales de ellos.
“Se puede crear “pánico” en las personas acerca de su alimentación y la de su familia, lo cual podría generar ansiedad o culpabilidad y no reflexión y educación”, son algunas de las conclusiones de las expertas.
A continuación los principales mitos y su respectiva aclaración:
Mito #1 “Las declaraciones nutricionales de un producto empacado las coloca el productor de manera antojadiza para engañar”
Aclaración: Existe un reglamento que indica cuales son las declaraciones nutricionales permitidas, cuando aplica y cómo se deben declarar.
Mito #2: “El etiquetado frontal con sellos de advertencia nutricional es igual al etiquetado nutricional”
Aclaración: El etiquetado nutricional indica la cantidad exacta (en g) de cada nutriente
clave (energía, grasa, carbohidratos, proteína y sodio) que aporta un alimento por porción o por 100g/mL. Por otro lado, los sellos de advertencia solamente indican cuando un alimento aporta un contenido considerado alto de un nutriente crítico (grasa, azúcar, sodio y calorías)
El etiquetado nutricional se crea para informar sobre el perfil de nutrientes en el alimento con el fin de contribuir a que se seleccionen alimentos más saludables de acuerdo con las necesidades nutricionales específicas del consumidor.
Por su parte, los sellos de seguridad se crearon con el fin de proporcionar una herramienta para que los gobiernos identifiquen “productos insalubres” y utilicen políticas públicas para desalentar su consumo.
Mito #3: “Los sellos de advertencia nutricional son la única y mejor opción de etiquetado frontal”
Aclaración: Existen más de 5 opciones de etiquetados frontales que se han implementado en diferentes partes del mundo. Todos tienen sus ventajas y desventajas y unos aportan más información que otros. El problema es: ¿Cuál se va a implementar en Costa Rica? Aún estamos a tiempo de elegir la opción más completa y que le dé más herramientas al consumidor.
Mito #4: “Un alimento es menos saludable si es más procesado”
Aclaración: No es el tipo ni el hecho de ser procesado lo que determina la mayor o menor cantidad de nutrientes de un alimento, eso depende básicamente de la RECETA que establece las materias primas y otros ingredientes que son utilizados.
“Una buena dieta depende de la selección de alimentos de valor nutritivo, independientemente del hecho de ser procesados o no”, afirma la American Society for Nutrition.
Entre los beneficios de un alimento procesado está el extender la vida útil de los alimentos: llevarlos a zonas alejadas, mover producto de frontera a frontera y tener disponibilidad de alimento los 365 días del año.
Mito #5: “Los alimentos “caseros” siempre son más saludables que los alimentos empacados”
Aclaración: El valor nutricional de un producto va a depender de los ingredientes y la
proporción en la que se agregue cada uno. En alimentos envasados, gracias a la
innovación de la industria, se encuentran alternativas de productos con optimización de nutrientes que a nivel casero difícilmente se lograrían obtener.
Mito #6: “El etiquetado frontal permite seleccionar fácilmente el alimento más saludable”
Aclaración: Las advertencias nutricionales indican “exceso” de un nutriente según el aporte de este a las calorías totales del producto. No toman en cuenta tamaño de porción, categoría ni uso del producto y cantidades de los nutrientes en la porción. No considera que los productos tengan diferente naturaleza, por ejemplo: un helado pretende ser un postre y no un alimento completo, balanceado o sustituir una comida.
Mito # 7: “Es la primera vez que el Ministerio de Salud solicita tapar la etiqueta de un producto”
Aclaración: El Ministerio de Salud revisa que las etiquetas de los productos cumplan con la reglamentación nacional de etiquetado aplicables para otorgar el registro sanitario. Si un alimento no cumple, se solicita tapar la información no aprobada y/o colocar una etiqueta complementaria.
Mito #8: “El etiquetado frontal motiva a los productores a reformular para ofrecer productos más saludables”
Aclaración: Debido a que en el proyecto de ley para etiquetado de advertencia nutricional en alimentos -presentado en el país a inicios de agosto por la diputada Andrea Álvarez- se tienen establecidos los criterios de aplicación de sellos de advertencia frontales de acuerdo con la relación porcentual de las calorías que representa el nutriente crítico, es muy probable que productos que sean reformulados para reducir la cantidad de alguno de estos nutrientes críticos (grasa, grasa saturada, gras trans o azúcar) siempre terminan presentando un sello frontal de advertencia y, por ende, no se logra transmitir efectivamente el consumidor la mejora nutricional realizada al producto. Por ejemplo, una mermelada tradicional que por cada 100g contiene 271 kcal y 58g de azúcar (representa el 86% de las calorías) presenta sello de exceso de azúcar y una mermelada con reducción de azúcar que por cada 100g contiene solamente 136 kcal y 27g de azúcar (representa el 79% de las calorías) también presentaría el mismo sello de exceso de azúcares. Por último, si se reformula adicionando un edulcorante para eliminar el sello de exceso de azúcares deben colocar el sello que indica «contiene edulcorantes, no recomendable en niños» , lo que provoca que los proveedores de este tipo de productos pierdan el incentivo de realizar mejoras nutricionales de sus productos ya que no pueden transmitirlo a sus clientes.
Mito #9: “Todos los sellos frontales de advertencia nutricional significan lo mismo”
Aclaración: A pesar de tener los mismos sellos octagonales negros, según la legislación de cada país, estos sellos indican diferentes valores nutricionales.
Mito #10: “La aplicación del etiquetado frontal de sellos de advertencia ha logrado bajar los indicadores de obesidad y sobrepeso”
Aclaración: Pese a que se ha implementado en países como Chile desde el 2016, no se ha podido demostrar evidencia que los indicadores de sobrepeso y obesidad y las defunciones por enfermedades no transmisibles se hayan reducido.
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