Cada año, una de cada diez personas en el mundo se enferma debido a la ingestión de alimentos contaminados, afectando a todos los países. Además, más de 200 enfermedades están relacionadas con el consumo de alimentos contaminados por bacterias, virus, parásitos o sustancias químicas como metales pesados.

La inocuidad de los alimentos es crucial para garantizar la seguridad alimentaria. Solo cuando los alimentos son seguros pueden satisfacer las necesidades nutricionales, permitiendo que los adultos lleven una vida activa y saludable, y que los niños crezcan y se desarrollen adecuadamente.

Es por esto que el 7 de junio se celebra el Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos (DMIA), y este año se conmemora su quinta edición. El objetivo de este día es concienciar a la población sobre la importancia de la prevención, detección y gestión de riesgos en la inocuidad alimentaria, promoviendo debates, soluciones y formas de mejorar la salud humana, el comercio, la agricultura y el desarrollo sostenible. El tema de este año es «Las normas alimentarias salvan vidas».

Las normas de inocuidad de los alimentos protegen la vida de las personas y los medios de subsistencia de muchas de ellas. Estas normas establecen los criterios que los alimentos deben cumplir para proteger a los consumidores y generar confianza en los productos.

No solo proporcionan orientación a agricultores y fabricantes sobre la manipulación higiénica de los alimentos, sino que también definen los niveles máximos de aditivos y contaminantes, entre otros componentes, que pueden consumirse de manera segura. Gobiernos, organizaciones y organismos regionales o intergubernamentales son responsables de establecer estas normas. Uno de los organismos encargados de establecer normas internacionales de inocuidad y calidad de los alimentos es la Comisión del Codex Alimentarius, que celebra su 60 aniversario este año.

Hasta febrero de 2023, el Codex Alimentarius cuenta con 236 normas, 84 directrices, 56 códigos de prácticas, 126 límites máximos de contaminantes en los alimentos y más de 10.000 normas cuantitativas que regulan los niveles máximos de aditivos alimentarios y los límites máximos de residuos de plaguicidas y medicamentos veterinarios en los alimentos.

Los microbios resistentes a los antimicrobianos pueden transmitirse a través de la cadena alimentaria, el contacto directo entre animales y personas o el medio ambiente. Se estima que aproximadamente cinco millones de personas mueren cada año en el mundo debido a infecciones con microbios resistentes a los antimicrobianos. La contaminación microbiana, química o física de los alimentos puede reducirse o minimizarse mediante la aplicación de normas de inocuidad alimentaria.

La inocuidad de los alimentos se ve afectada por la salud de los animales, las plantas y el entorno en el que se producen. Cada persona tiene la responsabilidad de preservar la inocuidad de los alimentos a lo largo de la cadena de suministro, desde el campo hasta la mesa. En cada etapa de esta cadena, existen peligros que pueden causar contaminación.

Todos necesitamos alimentos seguros. En CACIA promovemos la inocuidad de los alimentos y la buena salud.

Fuente: Organización Panamericana de la Salud y Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.