En la celebración del cincuentenario, era imperativo rendir homenaje a aquellos visionarios que crearon  la Cámara de la Industria Alimentaria (CACIA), la cual agrupa a un sector productivo cuya institucionalidad de 50 años trasciende fronteras. 

Ellos son Ernesto Ruiz Avilés, Andrés Pozuelo Marín, Franco Pacheco Musmanni, Jimmy Rivera Allen, Mario Hoffmaister Torres, Fernando Villalobos Villalobos, Rafael Montero Castro, Manolo Amador Rueda, Roberto Esquivel Goicoechea y Raúl Víctor Odio Chacón. 

Específicamente, el 14 de noviembre de 1973 es que se une y organiza a los industriales dedicados al proceso de alimentos en un esfuerzo orientado a inyectar una cultura de innovación y creatividad como vehículo para garantizar el abastecimiento de alimentos a todos los hogares. 

Los fundadores, tal y como lo demuestran las actas constitutivas, dieron una línea clara de trabajo orientada a la promulgación de leyes adecuadas para el desarrollo de la Industria Alimentaria en el país, un tema que durante estas cinco décadas ha ocupado de manera importante la agenda de trabajo CACIA.

El norte de esta industria  ha sido la consolidación de un entorno regulatorio equilibrado, apegado a la ciencia, de accesible cumplimiento y que evite las contradicciones y costos de las intervenciones que restan la capacidad de crear valor a las empresas del sector.

En 1973, también nace la Ley General de Salud, origen de una serie de regulaciones que demandaron el trabajo directo del gremio alimentario.

Por su parte, la mayor integración del mercado común regional provocó la necesidad de un gremio representativo y profesionalizado que atendiera el proceso de armonización  de la reglamentación técnica dentro del marco de la unión aduanera centroamericana.

Desde finales de los años ochenta, Costa Rica se convirtió en uno de los países pioneros en América Latina con un liderazgo indiscutible en las mesas internacionales del Codex Alimentarius o “Código Alimentario”, un conjunto de normas, directrices y códigos de prácticas aprobados por la Comisión del Codex Alimentarius. 

Desde CACIA y mediante participación directa de sus profesionales y directores en los comités mundiales se ha velado por la existencia de un marco normativo acorde a la realidad de la industria de países pequeños, en desarrollo y abiertos al comercio internacional. 

Durante las últimas décadas, la unión de este gremio ha permitido la apertura de espacios de diálogo al más alto nivel político con el Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo, lo que ha evitado el establecimiento de marcos normativos de irreparable daño para la industria alimentaria.

Junto con el homenaje a los fundadores, también se reconoció a los empresarios que, desde la presidencia de CACIA, han sido fieles guardianes del valioso legado que se les confió.