En un mundo donde la alimentación no solo busca satisfacer el hambre, sino también ofrecer una experiencia sensorial placentera y responsable, las carrageninas emergen como un ingrediente esencial. Estas sustancias, extraídas de las algas rojas a través de un proceso de pesca artesanal que cuida el medio ambiente, proporcionan soluciones sostenibles y funcionales que transforman la textura y estabilidad de los alimentos.
Las carrageninas son un tipo de polisacárido extraídas mediante un proceso que además de respetar sus propiedades naturales, también asegura la sostenibilidad a largo plazo de los recursos. Este enfoque no solo mejora un producto; es llevar la naturaleza a la mesa en cada bocado, en cada sorbo, manteniendo intacto ese delicado equilibrio entre naturaleza y ciencia. No todas las carrageninas son iguales y es aquí donde radica su magia. Existen tres variedades principales: Kappa, Iota y Lambda. Cada una tiene un propósito específico.
Kappa, con su capacidad de gelificación, es la elección perfecta para alimentos que deben mantener su forma, como productos cárnicos que requieren esa textura única. Es importante destacar que dentro de la variedad Kappa existen dos tipos: Kappa I, que forma geles más firmes y menos elásticos, ideal para aplicaciones que requieren máxima rigidez y Kappa II, que ofrece geles más suaves y elásticos, perfectos para texturas que necesitan mayor flexibilidad sin perder forma.
Por otro lado, Iota, que forma geles suaves, es ideal para lácteos, aportando una sensación en boca delicada y cremosa. Y Lambda, con su poder para mejorar la cremosidad y dar estabilidad, transforma salsas y bebidas en productos de alta calidad. La combinación de estos tipos entre sí puede generar verdaderas experiencias gourmet.
En la industria alimentaria, la textura y la estabilidad no son meros detalles, son elementos cruciales que definen la calidad de un producto. Las carrageninas, con su capacidad para retener agua, mejorar la viscosidad y formar geles de texturas diversas, se convierten en aliadas indispensables. Desde un postre gelatinoso hasta un embutido perfectamente firme, este ingrediente asegura que cada producto no solo sea funcional, sino que ofrezca una experiencia que el consumidor recordará.
En un entorno donde los consumidores valoran cada vez más los productos naturales y sostenibles, las carrageninas representan una ventaja competitiva. Su origen natural permite a los fabricantes alinearse con la tendencia de transparencia y salud. Además, su eficacia a bajas concentraciones no solo mejora la calidad del producto, sino que también reduce costos y contribuye a un uso sostenible.
La sostenibilidad no es una moda pasajera; es una realidad que define el futuro de la alimentación. En este contexto, es relevante mencionar que Chile alberga la mayor reserva de algas de agua fría, lo que convierte la ubicación de Gelymar en este país estratégica para brindar una materia prima excepcional. El proceso de extracción, que utiliza métodos de pesca artesanal, no solo minimiza el impacto ambiental, sino que igualmente asegura la sostenibilidad de las algas rojas en el tiempo. Esto resulta en carrageninas de mayor calidad y funcionalidad, maximizando sus beneficios en la industria alimentaria.
La seguridad alimentaria es un pilar inquebrantable y las carrageninas han sido evaluadas exhaustivamente para garantizar su seguridad en el consumo humano. Estas sustancias están respaldadas por regulaciones internacionales, asegurando que cada producto que las contenga sea seguro y de la más alta calidad.
Aromazone, empresa que desarrolla soluciones a la medida para la industria alimenticia y farmacéutica con materias primas de alta calidad, trabaja de la mano con su proveedor Gelymar, ofreciendo soporte local para las necesidades de la industria centroamericana y cumpliendo con su promesa de traer calidad, innovación y servicio a sus clientes.
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